lunes, 12 de enero de 2015

Poesía para niños


Dicen que la poesía es el lenguaje del alma, el que está escondido en nosotros y se muestra a través de sentimientos. La lírica es uno de los géneros literarios más difíciles. Incluso para algunos -debido al uso de figuras retóricas, rima y ritmo-, posee un lenguaje secreto que exige paciencia y tiempo para aprender.
Si a los adultos se les hace cuesta arriba, no digamos a los niños... Por eso, es necesario que desde el momento en el que comienzan a disfrutar de sus primeras lecturas, se les acerque a la poesía. ¿Es posible fomentar la lectura de poesía a edades tempranas e iniciar a los niños en su escritura? La respuesta es afirmativa. Estos consejos te pueden servir de guía:

1. Lee poesía a los niños. Enséñales que su lectura también es divertida. 

2. Entretenlos con juegos de rimas y ritmo. ¿Recuerdas los versos de Gloria Fuertes que aprendimos en el colegio? ¿Cómo olvidar "Sonatina", de Rubén Darío? Las rimas infantiles son con frecuencia los primeros poemas que la gente aprende. Enseña a los niños pequeños estructuras rítmicas haciendo que aplaudan y marquen el ritmo con el pie mientras leen el poema; es ruidoso pero efectivo. 

3. Busca ideas a tu alrededor. La mejor musa es nuestro entorno. Invita a los estudiantes a que hagan una lista de sus tres objetos favoritos, y luego que escriban poemas acerca de ellos. Permite que los voluntarios sugieran un nuevo tema para los poemas cada día.

4. Enseña figuras retóricas fáciles como los símiles o comparaciones. Presenta ejemplos comparando objetos mientras utilizas "como" o "igual que". Muestra símiles en poemas de escritores conocidos. 

5. Escucha música. Los estudiantes de Secundaria y Bachillerato comprenden mejor la poesía cuando se dan cuenta de que las letras de las canciones son como poemas con música. Diseña unidades didácticas y/o sesiones a partir de cantantes españoles que motiven y gusten a los jóvenes. Por ejemplo, Joaquín Sabina es estupendo. 

6. Motívalos a explorar sus propios sentimientos. El amor, el dolor, la pérdida, etc., son temas muy motivadores para desarrollar la creatividad. Comienza con una lluvia de ideas: pide a tus alumnos que reflexionen sobre una emoción específica; por ejemplo, la soledad. Se asombrarán al descubrir que no son los únicos que piensan así.
Sara Roma,
Profesora de Escritura Creativa y Fomento de la Lectura en Marbella

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