El relato corresponde al ejercicio en el que debíamos narrar un episodio de nuestra vida en el que hubiese tenido que ver el azar o la casualidad. Se trata de demostrar cómo una anécdota personal o una historia que hemos conocido a través de alguien puede ser un buen arranque para un relato. Eso es lo que hemos hecho al imitar el estilo de Creía que mi padre era Dios, de Paul Auster.
UN FAVOR BIEN PAGADO
En octubre de 1988, un amigo me puso en el compromiso de suscribir una póliza de seguros con Helicópteros Sanitarios, empresa que ofrecía servicios de traslados urgentes de enfermos o accidentados al hospital más cercano, por aquel entonces el de Málaga. Aboné un año por adelantado y, gracias a Dios, no tuve necesidad de utilizarlo.
El siguiente año me fue presentado de nuevo el cobro. Mi primer impulso fue rechazarlo por considerar que el coste era excesivo, pero no di la orden de devolución en ese momento porque fui interrumpido por un cliente que, además, me llevó a tomar café.
Camino de vuelta al despacho me encontré con la mujer de mi amigo que me contó —entre otras cosas y de pasada— que las cosas les iban bastante mal en lo económico y que malvivían de las comisiones que les devengaba la cartera de seguros.
Sobre la mesa, el recibo en cuestión esperaba el veredicto: cargar en cuenta o devolver.
Seguí dudando un instante, pero reblandecido, decidí pagar un año más.
Durante la última semana de noviembre, la provincia sufrió un fuerte temporal de lluvia y viento que se intensificó en la madrugada del 26, provocando graves inundaciones y el desbordamiento de varios ríos. En Marbella cayeron 122 litros por metro cuadrado. La mayoría de las carreteras estaban cortadas, entre ellas la Nacional 340.
Marbella estaba aislada.
A las dos de la mañana, mi mujer se pone de parto.
Pongo la radio: ...y se mantiene la alerta general, ya que se esperan lluvias intensas y fuertes vientos racheados superiores a los 100 kilómetros por ora. Las últimas previsiones facilitadas por el Instituto Nacional de Meteorología apuntan que se espera, para las próximas doce horas, un régimen de lluvias que pueden ser localmente intensas y de origen tormentoso.
Empezamos a barajar alternativas y nos dimos cuenta de que tan solo teníamos dos: hervir agua como en las películas o... acudir a Helicópteros Sanitario para que nos llevaran «volando» a Málaga.
Llamé y me pasaron con un médico para cerciorarse de que era realmente una urgencia. Habló con mi mujer y la cosa le resultó evidente: dilatación cada tres minutos. ¡No hay tiempo que perder! El piloto se puso al teléfono y quedamos en uno de los espigones del Paseo Marítimo que terminaba en helipuerto.
Mientras sobrevolábamos la costa, veía la carretera nacional desaparecer y reaparecer entre lagunas. A las 5,30 de la mañana nació mi hijo. Sanos y salvos los dos. Lo primero que se me vino a la cabeza fue el recibo que estuve a punto de devolver.
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