El reloj sonó como todos los días laborables a las 6 de la mañana y me despertó con su desagradable sonido. Siempre me entran ganas de tirarlo por la ventana y seguir durmiendo, pero me es imposible, ya que mi puesto de trabajo lo tengo a 50 kilómetros, así que rápidamente me aseo, me visto y desayuno para coger el autobús de las 7.
Antes de llegar a la parada me llamó la atención un grupo de gente. Por curiosidad me acerqué y vi que estaba la televisión filmando un spot publicitario anunciando un perfume. A pesar del madrugón que se dio la joven modelo, estaba sonriente y con buen humor. Me quedé petrificado, parecía un sueño. Me imaginaba que era la mujer de mi vida. Cuánta adrenalina invadía mi cuerpo. " Hoy es mi día a pesar de las 8 horas de trabajo que me esperan", pensé.
Se acercaba el autocar. Aligeré el paso para subirme a él. Durante el trayecto no dejé de pensar en su bonita imagen y me dije: "sólo me queda la ilusión de perfumarme con el aroma que estaba promocionando".
Josefina Arias
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